“Bert Hellinger definió las Constelaciones Familiares como una herramienta que “ordena” el sistema familiar y todos los demás sistemas a los que pertenecemos, de acuerdo con tres principios básicos que denomina Órdenes del Amor y que son principios para la vida:
1. La pertenencia
Todos los miembros de una familia tienen derecho a pertenecer y a formar parte, indiferentemente de lo que hicieron o dejaron de hacer. En caso de que no los respetemos y pretendamos olvidar, rechazar, excluir, desvalorizar… a alguien, otro más adelante se verá en la necesidad de representar a esta persona que no cuenta. ¿He borrado yo a alguien?
2. La jerarquía
Cada miembro de la familia ocupa un lugar según su orden de llegada. Los últimos se asientan sobre los que estuvieron antes: los padres vienen primero, luego los hijos, también el hermano mayor ocupa el primer lugar, le sigue el segundo, el tercero… Si estoy en pareja o formo parte de una escuela, empresa, etc., ¿qué lugar ocupo?
3. El equilibrio entre dar y tomar
Las relaciones son un dar y tomar. Crecen cuando el intercambio es positivo y equilibrado, y entran en conflicto, pierden fuerza o mueren cuando ese dar y tomar está en desproporción. Las relaciones se malogran cuando uno da más que otro, o cuando uno no quiere o no puede tomar, o solo quiere tomar y no dar, o cuando uno quiere que el otro le dé algo que no tiene, o cuando el intercambio es negativo… ¿Me reconozco en alguna de estas circunstancias?
Las consecuencias de no tener en cuenta los Órdenes no se pueden predecir, se revelan por sus efectos y en cada persona son únicas. Una Constelación Familiar permite sacar a la luz posibles desórdenes y desequilibrios, trabajar sobre ellos y generar movimientos de solución”.
Loli Moreno